El pez por la boca muere...

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jueves, 5 de enero de 2012

Tolstoi... Tolstoi...



En octubre de 1910 León Tolstoi abandonó su casa de Yásnaia Poliana, a 120 kilómetros al sur de Moscú, en un último intento de separarse de sus riquezas, posesiones y su familia. Pasada una semana de su partida, murió de neumonía en la casa del jefe de la estación Astapovo. Mientras que su viaje duró, el drama atrajo la atención de los medios de comunicación del país, y provocó un resurgimiento momentáneo de interés en las enseñanzas religiosas y filosóficas de Tolstoi, que habían retrocedido desde su influencia en las últimas décadas del siglo XIX.

El 'Tolstoismo' se describe en el cuerpo de la obra del escritor, producido a finales de 1870 en adelante. Era esencialmente una forma de anarquismo cristiano basado en la doctrina de la no-resistencia. Tolstoi rechaza el Estado (ya que sólo podría existir en la base de la fuerza física) y todas las instituciones derivadas de ella: la policía, los tribunales de justicia, el ejército y la Iglesia Ortodoxa Rusa. Condenó la propiedad privada, el dinero y la vida defendida por el propio trabajo físico. También llegó a creer en el vegetarianismo, la castidad y la abstinencia total de tabaco y alcohol. A partir de su Confesión (1882), en la que describió su propia lucha con las preguntas de la vida y la fé, Tolstoi escribió y publicó una serie de tratados filosóficos y espirituales que tocan estos temas, incluyendo Lo que creo (1884), Sobre la vida (1887) y El Reino de Dios está en vosotros (1893).

A continuación, un decálogo escrito por el autor, donde nos da algunas recomendaciones para lograr la felicidad.

1. Levántate temprano (cinco de la mañana).
2. Vé a la cama temprano (de nueve a diez).

3. Come poco y evita los dulces.

4. Intenta hacerlo todo por ti mismo.
5. Ten una meta para tu vida entera, una meta para una fracción de tu vida, una meta para un período más corto y una meta para el año; una meta para cada mes, una meta para cada semana, una meta para cada día, una meta para cada hora y por cada minuto, y sacrifica la menos importante a la más grande.

6. Aléjate de las mujeres (Nota mía: La clásica demonización al sexo femenino).

7. Mata el deseo a través del trabajo.

8. Sé bueno, pero intenta que nadie se entere.

9. Vive siempre gastando menos de lo que deberías.

10. No cambies nada en tu estilo de vida incluso si te vuelves 10 veces más rico.


Definitivamente no congeniaríamos (ubicándome por supuesto en su contexto histórico).
Estoy de acuerdo con algunos puntos que resaltan características como la humildad y el ahorro, pero no con la censura a lo placentero. El disfrute ligado al pecado... suena contradictorio, del mismo modo que su apuesta a la anarquía integrada a la religión, ¿o la religión integrada a la anarquía?

3 comentarios:

lidiaazul dijo...

Definitivamente no congeniariamos. Es casi el Opus Dei.

Anónimo dijo...

Lo escribió pensando en Charlie Sheen?

Anónimo dijo...

No encuentro ni la fortaleza, ni la ambición de aplicar alguno de los puntos, jajajaja. Igual, tengo entendido que el decálogo lo produjo a los 18 años, así que no hay por qué alarmarse con las palabras de un adolescente descubriendo el mundo.