Siempre había leído que "quimera" era sinónimo de algo imaginario, de algo irreal, pero con cierto rasgo de positividad. Y en determinado momento me intrigó la tremenda mutación semántica que había experimentado.
Se trata de una palabra griega Ximaira que designaba un animal con una o varias cabezas de león, con cuerpo de cabra o macho cabrío y cola de serpiente.
Era un monstruo terrible que arrojaba fuego por la boca y que moraba cerca de Sicilia.
Se trata de una palabra griega Ximaira que designaba un animal con una o varias cabezas de león, con cuerpo de cabra o macho cabrío y cola de serpiente.
Era un monstruo terrible que arrojaba fuego por la boca y que moraba cerca de Sicilia.
Tenía una cierta semejanza con la Gorgona y con la Hidra. Como en casos semejantes apareció un héroe: Belerofonte, que la destruyó. Más tarde surgió el adjetivo quimérico, con el sentido de lo no-real, puramente imaginario.
Cuando estudiamos los modos de considerar el arte notamos, en ciertas épocas, desfiguraciones. El gótico fue llamado así como forma de bárbaro (godo). Bárbaro era la expresión con que los griegos designaban a los pueblos que no hablaban griego y que lo "balbuceaban".
El gótico que fue zaherido en un tiempo, fue rehabilitado en el romanticismo. Hubo cambios extraños. Mientras los griegos valoraron el daimon como muy próximo a los dioses, Lucifer, el que llevaba la luz, el ángel caído se transformó con el tiempo en Satán, el que obstaculiza, que se opone a Jahvé.
Poco a poco la supuesta belleza se va transformando en fealdad, fealdad que ya para los griegos era el aspecto de la maldad. Y entonces, el que llevaba la luz (Lux-y fer) pasa a reinar en las tinieblas.
Es un gran ejemplo de metamorfosis y tenemos que apelar a la psicología profunda, pasar de lo mítico a lo psicológico.
Veremos como el grifo se transforma en un instrumento que regula el pasaje del agua, que la gárgola era solo un desagüe encubierto, una simple garganta, que expelía el agua sobrante. Y el dragón, sobre el cual se ha hablado tanto con cultos diversos en Occidente y Oriente, da nombre a una charretera de ciertos grupos militares (dragona).
Entre nosotros (ahora una expresión un tanto olvidada), la idea de conquistador daba nombre al pretendiente de una jovencita.
Volviendo a la quimera, encontramos como Borges en su Manual de zoología fantástica señala su relación con cierta zona de Licia, donde un volcán lleva su nombre y donde había leones, cabras, serpientes. Pero después, la burla de Rabelais hace de la quimera una idea falsa, vana.
Diel por su parte (El simbolismo de la mitología griega) asimila quimera con imaginación perversa (desviada) que se complace en deseos exaltados, que se refiere a tres pulsiones:
vanidad, perversión espiritual simbolizada por la serpiente, sexual, por macho cabrío y social, por la tendencia dominadora cuyo símbolo es el león.
Su muerte esconde un simbolismo. Belerofonte le da muerte, montado en Pegaso, enviado por Atenea. El mito enseña que el hombre puede destruir sus desvaríos imaginativos por medio del espíritu, de la razón, representada por Atenea.
Lucha que no termina nunca; la eterna lucha de la Carne y el Espíritu.
Cuando estudiamos los modos de considerar el arte notamos, en ciertas épocas, desfiguraciones. El gótico fue llamado así como forma de bárbaro (godo). Bárbaro era la expresión con que los griegos designaban a los pueblos que no hablaban griego y que lo "balbuceaban".
El gótico que fue zaherido en un tiempo, fue rehabilitado en el romanticismo. Hubo cambios extraños. Mientras los griegos valoraron el daimon como muy próximo a los dioses, Lucifer, el que llevaba la luz, el ángel caído se transformó con el tiempo en Satán, el que obstaculiza, que se opone a Jahvé.
Poco a poco la supuesta belleza se va transformando en fealdad, fealdad que ya para los griegos era el aspecto de la maldad. Y entonces, el que llevaba la luz (Lux-y fer) pasa a reinar en las tinieblas.
Es un gran ejemplo de metamorfosis y tenemos que apelar a la psicología profunda, pasar de lo mítico a lo psicológico.
Veremos como el grifo se transforma en un instrumento que regula el pasaje del agua, que la gárgola era solo un desagüe encubierto, una simple garganta, que expelía el agua sobrante. Y el dragón, sobre el cual se ha hablado tanto con cultos diversos en Occidente y Oriente, da nombre a una charretera de ciertos grupos militares (dragona).
Entre nosotros (ahora una expresión un tanto olvidada), la idea de conquistador daba nombre al pretendiente de una jovencita.
Volviendo a la quimera, encontramos como Borges en su Manual de zoología fantástica señala su relación con cierta zona de Licia, donde un volcán lleva su nombre y donde había leones, cabras, serpientes. Pero después, la burla de Rabelais hace de la quimera una idea falsa, vana.
Diel por su parte (El simbolismo de la mitología griega) asimila quimera con imaginación perversa (desviada) que se complace en deseos exaltados, que se refiere a tres pulsiones:
vanidad, perversión espiritual simbolizada por la serpiente, sexual, por macho cabrío y social, por la tendencia dominadora cuyo símbolo es el león.
Su muerte esconde un simbolismo. Belerofonte le da muerte, montado en Pegaso, enviado por Atenea. El mito enseña que el hombre puede destruir sus desvaríos imaginativos por medio del espíritu, de la razón, representada por Atenea.
Lucha que no termina nunca; la eterna lucha de la Carne y el Espíritu.
Silva García