La causa del matrimonio entre parejas del mismo sexo ha recibido un formidable respaldo del Tribunal Supremo de EEUU con dos sentencias que, sin entrar en su legalidad en el conjunto del país, consagran la igualdad de derechos de los homosexuales.
Los fallos también despejan el camino para el reconocimiento universal de una realidad que cambiará para siempre la fisonomía de esta sociedad. De paso, los nueve jueces veladores de la Constitución estadounidense aportan argumentos contundentes a favor de un movimiento que avanza incontenible en todo el mundo.
En dos decisiones muy ajustadas que coronan varios años de esfuerzos individuales, apasionado debate público y múltiples procesos judiciales, el Supremo declaró inconstitucional la ley que limita el matrimonio a la unión entre un hombre y una mujer, y ha rechazado la decisión del estado de California de prohibir el matrimonio gay. Con estas medidas —ambas adoptadas por 5 contra 4—, los magistrados están advirtiendo que los homosexuales casados están protegidos por los mismos derechos y amparados por las mismas leyes que los heterosexuales, incluidos todos los beneficios sociales.
El Supremo respalda todas las decisiones judiciales previas a favor del matrimonio gay y rechaza todos los argumentos presentados en su contra. Como se hizo visible desde las primeras reacciones, ha sido una histórica victoria para la causa homosexual y una amarga derrota de los defensores del matrimonio tradicional.
Argumentando en nombre de la mayoría, el juez Anthony Kennedy sostuvo que la DOMA, la ley que define el matrimonio como una institución entre hombre y mujer —que fue aprobada en 1996 y firmada por Bill Clinton, quien después expresó su arrepentimiento— “viola la Quinta Enmienda de la Constitución al hacer unos matrimonios más respetados que otros”.
El presidente Barack Obama se felicitó por “esta victoria para las parejas que llevan mucho tiempo luchando para ser tratadas con igualdad ante la ley”.