La cultura como restricción
A lo largo de la evolución Humana, la cultura se ha convertido en una estrategia humana para la supervivencia. Verdaderamente, no podemos vivir sin cultura. Pero la capacidad de crearla tiene también algunos inconvenientes. Podemos ser los únicos animales que nos ponemos nombres, pero como seres simbólicos, también somos las únicas criaturas que experimentamos alienación. Además, la cultura es en gran medida un asunto de hábitos, limitando nuestras elecciones y conduciéndonos a repetir pautas problemáticas, como los prejuicios raciales en cada nueva generación. Y, en la era electrónica, podemos preguntarnos hasta qué punto los nuevos medios de información y las empresas manipulan a las personas para hacerles creer que deben ver las últimas películas o llevar las últimas tendencias en el vestir.
Además, mientras la insistencia en los logros competitivos de nuestra sociedad nos impulsa hacia la excelencia, esta misma pauta también nos aísla los unos de los otros. Las comodidades materiales mejoran nuestras vidas de muchas maneras, pero nuestra preocupación por adquirir cosas nos distrae de buscar la seguridad y la satisfacción de las relaciones cercanas y de cultivar la fortaleza espiritual. Nuestro énfasis en la libertad personal nos proporciona privacidad y autonomía, pero nuestra cultura a menudo nos niega el apoyo de una comunidad humana con la cual compartir los problemas de la vida.
La cultura como libertad
Los seres humanos parecen ser prisioneros de las culturas, exactamente como otros animales son prisiones de la biología. El instinto biológico funciona en un mundo ya elaborado; la cultura, por el contrario, nos ofrece la responsabilidad de hacer y rehacer el mundo una y otra vez.
Por lo tanto, aunque la cultura parece a veces circunscribir nuestras vidas, incorpora al mismo tiempo un espacio para la esperanza, la creatividad y la elección. No hay mejor evidencia de esto que la fascinante diversidad cultural de nuestra propia sociedad y la lejana y mucho mayor variedad cultural del mundo. Además, lejos de permanecer estática, la misma está cambiando continuamente; permite que desarrollemos nuestra imaginación e inventiva. Cuanto más descubramos acerca del funcionamiento de nuestra cultura, mayor será nuestra capacidad para utilizar la libertad que nos ofrece.
A lo largo de la evolución Humana, la cultura se ha convertido en una estrategia humana para la supervivencia. Verdaderamente, no podemos vivir sin cultura. Pero la capacidad de crearla tiene también algunos inconvenientes. Podemos ser los únicos animales que nos ponemos nombres, pero como seres simbólicos, también somos las únicas criaturas que experimentamos alienación. Además, la cultura es en gran medida un asunto de hábitos, limitando nuestras elecciones y conduciéndonos a repetir pautas problemáticas, como los prejuicios raciales en cada nueva generación. Y, en la era electrónica, podemos preguntarnos hasta qué punto los nuevos medios de información y las empresas manipulan a las personas para hacerles creer que deben ver las últimas películas o llevar las últimas tendencias en el vestir.
Además, mientras la insistencia en los logros competitivos de nuestra sociedad nos impulsa hacia la excelencia, esta misma pauta también nos aísla los unos de los otros. Las comodidades materiales mejoran nuestras vidas de muchas maneras, pero nuestra preocupación por adquirir cosas nos distrae de buscar la seguridad y la satisfacción de las relaciones cercanas y de cultivar la fortaleza espiritual. Nuestro énfasis en la libertad personal nos proporciona privacidad y autonomía, pero nuestra cultura a menudo nos niega el apoyo de una comunidad humana con la cual compartir los problemas de la vida.
La cultura como libertad
Los seres humanos parecen ser prisioneros de las culturas, exactamente como otros animales son prisiones de la biología. El instinto biológico funciona en un mundo ya elaborado; la cultura, por el contrario, nos ofrece la responsabilidad de hacer y rehacer el mundo una y otra vez.
Por lo tanto, aunque la cultura parece a veces circunscribir nuestras vidas, incorpora al mismo tiempo un espacio para la esperanza, la creatividad y la elección. No hay mejor evidencia de esto que la fascinante diversidad cultural de nuestra propia sociedad y la lejana y mucho mayor variedad cultural del mundo. Además, lejos de permanecer estática, la misma está cambiando continuamente; permite que desarrollemos nuestra imaginación e inventiva. Cuanto más descubramos acerca del funcionamiento de nuestra cultura, mayor será nuestra capacidad para utilizar la libertad que nos ofrece.
Fuentes: (Slater, 1976; Bellah et al., 1985) en John Macionis y Ken Plummer
4 comentarios:
En el pasado la religion influia la parte artistica de la cultura : la Arquitectura, la escultura, y la pintura. Asi el Arte, era una prolongación de la religión. Pero el mismo arte en si, se fué independizando de lo religioso para darle lugar a la "naturaleza". Se podría decir que la naturaleza fué "comiendo" a la "gracia". Hasta llegar al arte por el arte mismo ya desligado de lo religioso. (esto en lo artisico).
La cultura es un trueque, un valor atesorado, el cual se sacrifica a cambio de otro, igualmente imperativo y grato al corazón. La cultura es la seguridad que ofrece: Seguridad con respeto a los muchos peligros que proceden de la natulareza humana, del propio cuerpo y de las demás personas. En otras palabras la cultura libera el miedo, o por lo menos, hace que los miedos resulten menos intensos y terribles: Sin embargo, a veces, la cultura impone restricciones – siempre irritantes – a la libertad individual, esto por personas que desconocen el alcance de esta necesidad del hombre.
El malestar en lo que han llamado “provincia”, es no permitir que los talentos de nuestro Estado, no sean conocidos por la comunidad, cuando los hacedores de la cultura son aplaudidos en el mundo. Por esto, es importante que quienes están a cargo de tan importante tarea pongan los ojos a su alrededor, mediten y den muestra de los esfuerzos que hacen los artistas locales para expresar su arte.
Francisco Flores Legarda
Dos caras de una misma moneda...
La propia cultura tal vez sea más disfrutada por los extranjeros, porque ellos lo ven desde otro punto de vista como algo nuevo, algo magnifico con lo que ellos no cuentan.
Y nosotros solo lo vemos como algo mas en nuestro país sin tomarle la verdadera importancia con la que cuenta todo ello; es como si nosotros fuéramos a otro lugar; nos interesa saber más sobre lo que representa ese lugar, cuál es la cultura que lo ha conformado.
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