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sábado, 16 de febrero de 2013

Entrada Programada

Quince minutos de fama


Cuando Scott Halpin fue a ver a los Who el 20 de noviembre de 1973, no tenía forma de imaginarse que iba a terminar tocando la batería en el escenario. El concierto fue en el Cow Palace de San Francisco y con él, la banda inauguraba una gira por EEUU. Hacía dos años que no hacían un concierto en ese país.

Keith Moon, el legendario y mítico baterista de los Who, había tomado tranquilizantes al llegar a San Francisco, algo que acostumbraba a hacer para calmar los nervios antes de cada show. Suena raro, pero Moon -según cuenta Tony Fletcher en su biografía sobre el batero- era inseguro a pesar de su exceso de protagonismo en el escenario.

Durante el concierto, Keith no tocaba con su salvajismo característico. Cada tanto aceleraba el ritmo y cada tanto lo hacía más lento, hasta que llegó el momento en que se desmayó sobre sus tambores y los encargados sacaron a Moon del escenario.
Fue por la mitad de Won't get fooled again, según cuenta el biógrafo.

La banda tocó algunas canciones sin baterista, hasta que éste volvió al escenario. Pero apenas empezó a tocar, volvió a desmayarse. Esta vez hubo que llevarlo directo a un hospital. Como cuenta el guitarrista Pete Townshend en una entrevista, el resto del grupo también salió del escenario para asegurarse que Keith no había fallecido. "De hecho, parecía estar muerto, pero decidimos seguir adelante de todas maneras", recuerda Pete.

Con Keith en el hospital, la banda no tuvo que pedir un médico entre el público presente, sino un baterista.
"Alguien Bueno", pidió el preocupado Pete desde su micrófono. Había unas 13000 personas.

Los interesados formaron cola en la entrada del escenario y el elegido -y afortunado- fue Scott Halpin, que tenía 19 años en aquel momento. En una entrevista que le hizo la revista "Drums and Drummin" en 1989, Halpin recuerda que el tamaño de la betería de Moon era ridículo y que para todos lados había algo a lo que se le podía “pegar”.

El desmayo del batero original fue grave. Había consumido un tranquilizante para animales, según mostró el estudio del hospital. Varios años después Pete Townshend explicó que al llegar a San Francisco alguien se lo ofreció a Keith. El baterista, para "hacerse el loco" lo disolvió en su bebida. (...) 

Sus conductas extremas fueron constantes, y falleció en 1978, al tomar por equivocación una dosis mayor de un medicamento que le habían recetado. Aunque no está claro cuánto tiempo tocó el joven Halpin aquella vez en San Francisco, la suposición general es que fueron 3 temas. Si en promedio cada canción dura cinco minutos, puede decirse que ese día Halpin tuvo sus 15 minutos de fama.

Guille Sánchez

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué linda historia

Anónimo dijo...

Escuchar música en mi caso es rock en distintas variantes, cosa buenas de este estilo, me ocupa varias horas a la semana y cuando era mas joven más aún. No escucharía música si no existiera el rock.

Anónimo dijo...

Ojalá los mediáticos buscaran sus quince minutos de fama a todo talento y pulmón