“No es fácil describir con exactitud el alma de las muchedumbres, porque su generación varía, no solamente según la raza y la composición de las colectividades que la forman, sino también según la naturaleza y el grado de excitantes a que estas colectividades se hallan sometidas. Pero la misma dificultad se presenta en el estudio psicológico de un individuo cualquiera. Solamente en las novelas se ve que los individuos atraviesan por la vida un carácter idéntico y constante. Sólo la uniformidad de los medios crea la uniformidad aparente de los caracteres. (…) todas las constituciones mentales contienen posibilidades de carácter que pueden manifestarse en el instante en que haya un cambio brusco de medio.
En los más feroces convencionales hallábanse burgueses inofensivos que, en circunstancias ordinarias, hubiesen sido pacíficos notarios o virtuosos magistrados. Pasada la tempestad, muchos tomaron nuevamente su carácter normal de pacíficos burgueses, y Napoleón encontró entre ellos sus más dóciles servidores”
“El hecho más admirable que presenta una muchedumbre psicológica es el siguiente: el que, cualesquiera que sean los individuos que la componen, y por semejantes o desemejantes que sean su género de vida, sus ocupaciones, su carácter y su inteligencia, por el solo hecho de transformarse en muchedumbre poseen una clase de alma colectiva que les hace pensar, sentir y obrar de una manera completamente diferente a aquella de cómo pensaría, sentiría u obraría cada uno de ellos aisladamente”
“Hoy han perdido su influjo por completo los escritores, y los periódicos no son mas que un eco de la opinión, y en cuanto a los estadistas, lejos de dirigirla, no hacen más que procurar seguir la opinión: la temen, a veces terriblemente, y no hay fijeza en su línea de conducta. De suerte que la opinión se convierte cada vez más en supremo regulador de la política, llegando hoy a imponer alianzas. (…) La prensa, directora de la opinión de nuestra época ha tenido que ceder, lo mismo que los gobiernos, ante el poder de la muchedumbre (…)
La prensa se ha convertido en simple agencia de información, renunciando a imponer ideas ni doctrinas; sigue los cambios del pensamiento público y, so pena de perder los lectores, las necesidades de la concurrencia le obligan a ponerse al servicio de aquél. (…) ¿Dónde encontraríamos hoy un periódico suficientemente rico para permitir opiniones personales a sus redactores, y qué influjo tendrían estas sobre los lectores que sólo piden que se les informe o divierta, y que tras cualquier indicación ven al especulador?
En los más feroces convencionales hallábanse burgueses inofensivos que, en circunstancias ordinarias, hubiesen sido pacíficos notarios o virtuosos magistrados. Pasada la tempestad, muchos tomaron nuevamente su carácter normal de pacíficos burgueses, y Napoleón encontró entre ellos sus más dóciles servidores”
“El hecho más admirable que presenta una muchedumbre psicológica es el siguiente: el que, cualesquiera que sean los individuos que la componen, y por semejantes o desemejantes que sean su género de vida, sus ocupaciones, su carácter y su inteligencia, por el solo hecho de transformarse en muchedumbre poseen una clase de alma colectiva que les hace pensar, sentir y obrar de una manera completamente diferente a aquella de cómo pensaría, sentiría u obraría cada uno de ellos aisladamente”
“Hoy han perdido su influjo por completo los escritores, y los periódicos no son mas que un eco de la opinión, y en cuanto a los estadistas, lejos de dirigirla, no hacen más que procurar seguir la opinión: la temen, a veces terriblemente, y no hay fijeza en su línea de conducta. De suerte que la opinión se convierte cada vez más en supremo regulador de la política, llegando hoy a imponer alianzas. (…) La prensa, directora de la opinión de nuestra época ha tenido que ceder, lo mismo que los gobiernos, ante el poder de la muchedumbre (…)
La prensa se ha convertido en simple agencia de información, renunciando a imponer ideas ni doctrinas; sigue los cambios del pensamiento público y, so pena de perder los lectores, las necesidades de la concurrencia le obligan a ponerse al servicio de aquél. (…) ¿Dónde encontraríamos hoy un periódico suficientemente rico para permitir opiniones personales a sus redactores, y qué influjo tendrían estas sobre los lectores que sólo piden que se les informe o divierta, y que tras cualquier indicación ven al especulador?
Ni la misma crítica influye en la representación de una obra teatral o en la venta de un libro; puede, sí, perjudicarles pero no ayudarles.
Y tan convencidos están los periódicos de la inutilidad de cuanto huele a crítica u opinión personal, que han suprimido gradualmente las críticas literarias, limitándose a consignar el título del libro, acompañado de una reseña de dos o tres líneas, que es lo que ocurrirá probablemente dentro de 20 años con la crítica teatral”
Y tan convencidos están los periódicos de la inutilidad de cuanto huele a crítica u opinión personal, que han suprimido gradualmente las críticas literarias, limitándose a consignar el título del libro, acompañado de una reseña de dos o tres líneas, que es lo que ocurrirá probablemente dentro de 20 años con la crítica teatral”
3 comentarios:
Habría que darle un premio a Julia por la programación neurocerebral hecha a los comentaristas que le barren el rancho, opinar distinto en ese blog es casi un pecado capital. Sí le hace feliz...
Sandra, teléfonooooooooooooo
Sandra es tan salvaje que no parece una persona, está en el blog de Julia para amedrentar a los que no siguen la forma de pensar del blog-secta-grupejo de doñas. Incluso es estúpido disfrazarlo de libertad de expresión. No digo que escriban sin poner opiniones picantes, la diferencia es que no hay necesidad de meterse con la intimidad de los comentaristas, ni con sus opiniones, actitudes que sí tiene Sandra bajo consentimiento
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